jueves, agosto 19, 2004

 

Semana 2

Otra vez yo:

Esta semana el grupo de novicios nos hemos estado organizando un poco más. Te comparto que la semana quedó de la siguiente forma: Las actividades de lunes a viernes difieren de las del fin de semana.

Entre semana por las mañanas vamos a la Parroquia. Entre las once y la una de la tarde, estoy teniendo la oportunidad de ayudar en un comedor comunitario para gente necesitada que vive en el barrio, de manera especial niños, ancianos y mujeres embarazadas. Después, por las tardes, los lunes son comunitarios; los martes son para el estudio de la historia de los teatinos; los miércoles los dedicaremos a compartir sobre la vida religiosa; los jueves tenemos la visita de un franciscano sacerdote que estudió Psicología y que nos compartirá una palabra al respecto para la integración de la sexualidad y la afectividad en la vida religiosa; y los viernes voy a recoger una parte de la ayuda para el comedor comunitario que nos entregan en un banco de alimentos.

Los fines de semana la historia es otra. Por las mañanas del sábado aseamos un poco la Villa donde vivimos, mientras al atardecer atiendo a los acólitos, y ayudaré con la catequesis de la confirmación en una capillita. El domingo es más tranquilo, los que estemos presentes acolitamos en las misas. Por cierto, los viernes, sábados, domingos y lunes son de mucho contacto fraterno con los hermanos de las otras etapas formativas y, por lo mismo, son muy divertidos.

Hasta aquí las cuestiones de mis actividades. Ahora un poco sobre Colombia. Podría decirte que no difiere nada de la realidad que se puede ver en, por ejemplo, la película "La Virgen de los Sicarios". Desde el primer día que llegamos, y cada día —al menos—, un comentario en la mesa han sido sobre algún incidente delictivo: un niño de diez años que baleó y mató a una niñita de ocho; el papá de unas conocidas que murió ametrallado, etc. Otra de las cosas que nos han llamado la atención a los que no estamos tan acostumbrados es la abundante presencia militar y policíaca. Ayer mismo, al regresar a la Villa en un retén en plena carretera nos obligaron a bajar de la camioneta e identificarnos. Yo no llevaba identificación, lo bueno es que como nos reconocimos como religiosos los policías no se pusieron tan pesados.

Es probable que mañana tramitemos en grupo la Cédula de Extranjería, un documento que sirve para identificarnos. Para tramitarlo piden el pasaporte, la visa, infinidad de fotos, mucho dinero y ¡hasta el tipo de sangre certificado por un médico!

Pero no todo es esto. Hemos estado conociendo poco a poco la Ciudad de Cali, fundada por Santiago de Belalcázar en 1536. Porque las comparaciones son malas, no las usaré para irte describiendo esta ciudad, más te puedo decir que no difiere mucho a cualquier ciudad mexicana.

Por cierto, el Padre ecónomo me encargó la organización de una sencilla noche mexicana para celebrar el Grito de Independencia acá (lo malo es que ¡no tengo ni idea!).

En fin, me he sentido bien; he conocido gente nueva; y espero que tú también estés bien.

Busca primero el reinado de Dios.
Charly

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