jueves, septiembre 16, 2004

 

Semana 6

Hola, ¿qué tal?

Estoy redactando de noche porque no quiero dejar pasar más tiempo sin comunicación. Mañana haré lo posible por enviarte estas letras.

Después de momentos de indefinición (léase falta de dinero), por fin nos autorizaron (léase asignaron presupuesto) para celebrar la noche mexicana, como me parece ta había comentado.

Pero además, esta semana se cumplían 480 años de la fundación de nuestra Orden. Así que, para no duplicar festejos, juntamos las dos celebraciones.

De tal suerte el día martes 14, solemnidad de la exaltación de la Santa Cruz, nos reunimos en la Parroquia de San Alberto Magno para tener todos juntos la eucaristía. Y es que el 14 de septiembre de 1524 Cayetano de Thiene, Juan Pedro Carafa, Bonifacio De’Colli y Pablo Consiglieri, cuatro de los miembros de la Compañía del Amor Divino (asociación que había buscado la Reforma de la Iglesia), hicieron su profesión de Clérigos Regulares junto a la Confesión de san Pedro, según consta —dicen— en el acta fiel y detallada del Notario Esteban de Amanis, llamado de manera expresa para el acto.

Al finalizar la eucaristía tuvimos nuestra convivencia acompañados de las religiosas que viven y trabajan en este territorio parroquial.

Para organizar la fiesta no tuvimos mucho tiempo de anticipación, así que aunque nos dividimos el trabajo, tocó desvelarnos el domingo y el lunes.

Decidí seguir algunos consejos que me enviaron por correo electrónico. Lo primero que cuidamos fue la ambientación. Los novicios hubiésemos preferido que la convivencia fuese en la villa, allí lucirían más los arreglos, daríamos el grito en un balcón y en un momento dado los juegos pirotécnicos re reflejarían en los lagos. Pero… nos acoplamos bien a las circunstancias: en uno de los patios del Colegio anexo a la casa parroquial acomodamos mesas, sillas y colgamos tiras largas con papel de china picado y de los colores patrios. Elaboramos las banderas de México y Colombia. El Escudo Nacional lo bajé de la Internet; conseguimos música mexicana y hasta un disco con himnos nacionales. En cuanto a la comida decidimos no complicarnos mucho la vida: arroz rojo, frijoles refritos (acá se pronuncia “fríjoles”) y fajitas de pollo, con salsas, guacamole, botanas, tortillas de harina y arepas (una especie de tortillas de maíz que venden por acá). Y de beber conseguimos cerveza mexicana (“Carta Blanca”) y tequila (“Cuervo”).

Somos tres los mexicanos que estamos en esta comunidad: el Padre Ismael, Paco, mi tocayo Carlos y yo, y añadimos a Roberto, que es México-americano. Mas ninguno de los cuatro es un cocinero ágil ni experimentado, así que la cosa estuvo tardada. Eso sí, aunque las fajitas no parecían fajitas ni las margaritas eran margaritas, como buenos mexicanos sacamos todo al último momento. Organizamos además un programa cultural que incluía crónicas de las fiestas patrias en México, explicaciones de la Bandera, el Escudo y el Himno Nacionales y hasta la recitación de la poesía “Suave patria” de López Velarde. Así, después de la bendición de los alimentos que dirigió el Padre Pedro y, mientras todos comían y bebían a lo mexicano, compartimos con ellos una dosis abundante de mexicanidad.

Eso sí, evité tomarme fotos con la bandera de México para evitarle disgustos a mi madre (eso hacía yo de chiquito y eso hacía ella desde entonces). Pero sí logramos irles poniendo a todos un sombrero de charro que alguien llevó a la fiesta y con una chela en sus manos capturamos algunas instantáneas. Al finalizar intentamos escuchar con respeto los himnos nacionales de Colombia, España, Chile, Perú, Francia —en atención a unas de las hermanas que eran de esos países. Aunque, la verdad, todo era relajo. Al último, el Padre Ismael nos dirigió, como a los niños cantores de Morelia, según dijo él, y entonamos nuestro himno.

Si algún día mi mamá se enterara de esto, es probable que le diera un disgusto por lo ridículo que puede sonar todo el numerito. Pero, lo que queríamos era compartir un poquito de nuestra cultura con nuestros hermanos colombianos, después de todo nos hemos imbuido en la suya a lo largo de ya seis semanas.

Busca primero el reinado de Dios.
Charly

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