jueves, octubre 14, 2004
Semana 10
Muy, muy, pero muy buenas:
Espero que estés muy bien y que todo vaya conforme al plan que Dios tiene para ti.
Yo, aquí, molestándote como cada semana con unas cuantas breves sobre cómo va el Noviciado y estas cosas de la vida comunitaria, la convivencia y… la rutina.
Este periodo quizá el acontecimiento más significativo fue la visita que hicimos a los hermanos franciscanos. Resulta que empezamos a tratar con uno de ellos, Fray Jorge Tulio, porque, como recordarás los días jueves contamos con su asesoría psicológica. Bueno, pues el viernes ocho se realizó apenas en la Pontificia Universidad Javeriana (www.puj.edu.co), Campus Cali, la ceremonia de graduación de su generación. Así que, vestido de traje civil, acompañado por su Superior Provincial, recibió su diploma y el título que lo acredita como psicólogo. Por tal motivo, al día siguiente, sábado nueve de octubre, sus hermanos frailes, sus familiares y amigos, le organizaron un almuerzo (así se llama acá a la comida de mediodía) y nos invitaron, pues, a almorzar.
La experiencia fue tan grata como cuestionadora. La cita era en la casa de formación que tienen cerca de nuestra casa de Buenos Aires, esto es, al surponiente de la ciudad. Es una zona de clase baja y el convento intenta ser una experiencia de inserción. La “inserción” es una de las formas, quizá la más radical, de entender la opción cristiana por los pobres, y consiste en integrarse a la forma de vida (o de supervivencia) de las personas pobres –desde el punto de vista socioeconómico–. Como Francisco de Asís, pues. Y de hecho fue asombroso: cuartos compartidos en los que las literas tienen por colchones tablas de madera, ropa sencilla (no hábito), capilla sin adornos costosos, zonas sin acabados (a ratos parecía como en obra negra), pero los formandos con el corazón alegre y la sonrisa en los labios por seguir con mayor libertad al Señor –y quizá por unas cuantas chelas, unos tamales llenadores y un partido de fútbol en el que Argentina se disputaba unos puntos contra no se qué otro país, en las eliminatorias mundialistas.
Así pasó el fin de semana, hasta que el lunes siguiente visitamos un videoclub llamado Abatar para rentar películas recomendables. Y es que en este Noviciado he visto películas muy buenas –aparte de otras muy comerciales– en una actividad que hemos denominado “Cineforum”. Parece que ha habido una muy buena acogida de todos los hermanos– ¡cómo no!– a esta actividad. Pero bueno, otro día te hablaré de las películas. Por lo pronto lo que quería contarte es que en ese videoclub tuvimos un contratiempo que me parece muy significativo. Resulta que cinco de nosotros, de los siete que somos, fuimos a rentar a esa tienda con la credencial del padre Mauricio. Como responsable del alquiler iba “Paco” a quien la encargada pidió la cédula de identidad (parecería como que cuando uno presenta acá una identificación le pidieran se identificara con otra más) y como ninguno de nosotros era el titular ni constaba estuviera autorizado para rentar películas, nos negó la renta. Le pedimos que llamara al padre Mauricio para que la autorizara vía telefónica; y ella accedió. Mientras nosotros la oíamos, marcó al número de la casa, pidió que le dijeran si conocían a Francisco Alberto Barrera, el nombre completo de Paco, y quien contestó dijo ¡no le conocía! Con suerte, al ver nuestra cara de sorpresa, la encargada pidió le pasaran a otra persona, que dijo ¡tampoco nos conocía! Para ese momento, después de dos negativas consecutivas, y al verse rodeada de un grupo numeroso de varones, desconocidos, y que intentaban llevarse tres videos, la reacción lógica de la encargada fue la de empezar a ponerse nerviosa. Al contrario, nuestra reacción comenzó a ser de enfado, y le solicitamos a ella confirmara que había marcado bien, al tiempo que intentábamos adivinar quién estaría al otro lado de la línea, haciéndonos una mala pasada. El caso es que al tercer intento afirmaron que sí conocían al hermano y que sí podía sacar las películas. Aliviados regresamos a casa. Preguntamos quién había contestado el teléfono, y resultó que las posprimeras ocasiones fueron el hermano “Robert” y el Padre “Tony”… Esta experiencia nos dejó reflexionando sobre lo que pasaría en caso de una necesidad más importante. Por eso nos dio mucha risa cuando en la misa de la tarde, en el momento de la Paz, Paco extendió la mano a Robert y le dijo:
—Hola, soy Francisco Alberto Barrera.
A propósito, hemos pensado en limitar nuestros viajes hasta ese videoclub y empezar a aprovechar las ventajas de los videoclubes más cercanos, como son la ubicación y la piratería. Hay un dato curioso. Si tú crees que donde vives hay piratas, no has estado en Colombia. Por decirte algo, la película “La Mala Educación” (Almodóvar, 2004) circulaba ya entre los piratas dos semanas antes de que se estrenará en cartelera, ¡en formato DVD! Y esta semana la última obra de Gabriel García Márquez salió a la venta en formato pirata antes de que se encontrara en las librerías. ¡Sí, libros piratas! Libros de papel periódico que, en este caso, no contaban con las correcciones últimas, pero sí con la obra completa. Dicen —y él mismo lo afirma— que alguna vez el Nobel colombiano amenazó con no publicar nada más si el gobierno no daba muestras claras de estar progresando contra estas situaciones.
El asunto es que ni en ese punto ni en el caso de la seguridad se ha avanzado nada en este país. Esta semana vi una nota que afirmaba cada día desaparecen en Colombia dos personas secuestradas o asesinadas. Esto es sólo de las desaparecidas, no digamos los casos conocidos donde se tiene la certeza del secuestro o del asesinato. Lo cual, en una población redondeada de cuarenta y un millones, da una frecuencia muy alta.
No nos pongamos trágicos y sigamos mejor lo poco que falta del recuento de lo sucedido en la semana. El miércoles nos avisaron de la posibilidad de contar con maestros externos para la clase de Vida Religiosa. Lo cual suena muy bien, porque se están buscando especialistas para compartir con ellos los aspectos importantes de esta experiencia.
El jueves el hermano Robert intentó que la comida (a la cena acá le llaman comida) fuese diferente a lo normal. Preparó pasta y puso velas en la mesa. En ese ambiente, lo natural fue… ¡contarnos historias de espantos! Y aunque quien está bien con Dios no teme ningún mal, esa noche salimos del comedor muy sugestionados.
Parece que en otros lugares esa misma noche fue de espantos porque, según nos enteramos al día siguiente en “El Tiempo”, se llevó a cabo otro de los debates entre Bush y Kerry. La cosa es que parece Kerry apoya el plan Colombia que consiste en la presencia de ¡cuatrocientos soldados gringos! en estas tierras, y su fortalecimiento eventual a un total de ¡ochocientos! Vaya sustos, ¿no?
En temas menos bélicos y más ordinarios, ya estamos a mediados de octubre y no sé si sabías, pero acá no hay horario de verano ¡ni estaciones! Lo siento por mi hermanita, porque se le metió la idea chiflada de pasar estos días como alumna en Canadá. Nótese que escribí “alumna”, no “estudiante”. Lo cual obligó a mi mamá a aprender a usar el correo electrónico de Hotmail (lichitaruiz@hotmail.com) para poder comunicarse con nosotros dos, que la dejaremos a ella y a mi papá para pasar nuestra primera Navidad fuera de casa.
Busca primero el reinado de Dios.
Charly
Espero que estés muy bien y que todo vaya conforme al plan que Dios tiene para ti.
Yo, aquí, molestándote como cada semana con unas cuantas breves sobre cómo va el Noviciado y estas cosas de la vida comunitaria, la convivencia y… la rutina.
Este periodo quizá el acontecimiento más significativo fue la visita que hicimos a los hermanos franciscanos. Resulta que empezamos a tratar con uno de ellos, Fray Jorge Tulio, porque, como recordarás los días jueves contamos con su asesoría psicológica. Bueno, pues el viernes ocho se realizó apenas en la Pontificia Universidad Javeriana (www.puj.edu.co), Campus Cali, la ceremonia de graduación de su generación. Así que, vestido de traje civil, acompañado por su Superior Provincial, recibió su diploma y el título que lo acredita como psicólogo. Por tal motivo, al día siguiente, sábado nueve de octubre, sus hermanos frailes, sus familiares y amigos, le organizaron un almuerzo (así se llama acá a la comida de mediodía) y nos invitaron, pues, a almorzar.
La experiencia fue tan grata como cuestionadora. La cita era en la casa de formación que tienen cerca de nuestra casa de Buenos Aires, esto es, al surponiente de la ciudad. Es una zona de clase baja y el convento intenta ser una experiencia de inserción. La “inserción” es una de las formas, quizá la más radical, de entender la opción cristiana por los pobres, y consiste en integrarse a la forma de vida (o de supervivencia) de las personas pobres –desde el punto de vista socioeconómico–. Como Francisco de Asís, pues. Y de hecho fue asombroso: cuartos compartidos en los que las literas tienen por colchones tablas de madera, ropa sencilla (no hábito), capilla sin adornos costosos, zonas sin acabados (a ratos parecía como en obra negra), pero los formandos con el corazón alegre y la sonrisa en los labios por seguir con mayor libertad al Señor –y quizá por unas cuantas chelas, unos tamales llenadores y un partido de fútbol en el que Argentina se disputaba unos puntos contra no se qué otro país, en las eliminatorias mundialistas.
Así pasó el fin de semana, hasta que el lunes siguiente visitamos un videoclub llamado Abatar para rentar películas recomendables. Y es que en este Noviciado he visto películas muy buenas –aparte de otras muy comerciales– en una actividad que hemos denominado “Cineforum”. Parece que ha habido una muy buena acogida de todos los hermanos– ¡cómo no!– a esta actividad. Pero bueno, otro día te hablaré de las películas. Por lo pronto lo que quería contarte es que en ese videoclub tuvimos un contratiempo que me parece muy significativo. Resulta que cinco de nosotros, de los siete que somos, fuimos a rentar a esa tienda con la credencial del padre Mauricio. Como responsable del alquiler iba “Paco” a quien la encargada pidió la cédula de identidad (parecería como que cuando uno presenta acá una identificación le pidieran se identificara con otra más) y como ninguno de nosotros era el titular ni constaba estuviera autorizado para rentar películas, nos negó la renta. Le pedimos que llamara al padre Mauricio para que la autorizara vía telefónica; y ella accedió. Mientras nosotros la oíamos, marcó al número de la casa, pidió que le dijeran si conocían a Francisco Alberto Barrera, el nombre completo de Paco, y quien contestó dijo ¡no le conocía! Con suerte, al ver nuestra cara de sorpresa, la encargada pidió le pasaran a otra persona, que dijo ¡tampoco nos conocía! Para ese momento, después de dos negativas consecutivas, y al verse rodeada de un grupo numeroso de varones, desconocidos, y que intentaban llevarse tres videos, la reacción lógica de la encargada fue la de empezar a ponerse nerviosa. Al contrario, nuestra reacción comenzó a ser de enfado, y le solicitamos a ella confirmara que había marcado bien, al tiempo que intentábamos adivinar quién estaría al otro lado de la línea, haciéndonos una mala pasada. El caso es que al tercer intento afirmaron que sí conocían al hermano y que sí podía sacar las películas. Aliviados regresamos a casa. Preguntamos quién había contestado el teléfono, y resultó que las posprimeras ocasiones fueron el hermano “Robert” y el Padre “Tony”… Esta experiencia nos dejó reflexionando sobre lo que pasaría en caso de una necesidad más importante. Por eso nos dio mucha risa cuando en la misa de la tarde, en el momento de la Paz, Paco extendió la mano a Robert y le dijo:
—Hola, soy Francisco Alberto Barrera.
A propósito, hemos pensado en limitar nuestros viajes hasta ese videoclub y empezar a aprovechar las ventajas de los videoclubes más cercanos, como son la ubicación y la piratería. Hay un dato curioso. Si tú crees que donde vives hay piratas, no has estado en Colombia. Por decirte algo, la película “La Mala Educación” (Almodóvar, 2004) circulaba ya entre los piratas dos semanas antes de que se estrenará en cartelera, ¡en formato DVD! Y esta semana la última obra de Gabriel García Márquez salió a la venta en formato pirata antes de que se encontrara en las librerías. ¡Sí, libros piratas! Libros de papel periódico que, en este caso, no contaban con las correcciones últimas, pero sí con la obra completa. Dicen —y él mismo lo afirma— que alguna vez el Nobel colombiano amenazó con no publicar nada más si el gobierno no daba muestras claras de estar progresando contra estas situaciones.
El asunto es que ni en ese punto ni en el caso de la seguridad se ha avanzado nada en este país. Esta semana vi una nota que afirmaba cada día desaparecen en Colombia dos personas secuestradas o asesinadas. Esto es sólo de las desaparecidas, no digamos los casos conocidos donde se tiene la certeza del secuestro o del asesinato. Lo cual, en una población redondeada de cuarenta y un millones, da una frecuencia muy alta.
No nos pongamos trágicos y sigamos mejor lo poco que falta del recuento de lo sucedido en la semana. El miércoles nos avisaron de la posibilidad de contar con maestros externos para la clase de Vida Religiosa. Lo cual suena muy bien, porque se están buscando especialistas para compartir con ellos los aspectos importantes de esta experiencia.
El jueves el hermano Robert intentó que la comida (a la cena acá le llaman comida) fuese diferente a lo normal. Preparó pasta y puso velas en la mesa. En ese ambiente, lo natural fue… ¡contarnos historias de espantos! Y aunque quien está bien con Dios no teme ningún mal, esa noche salimos del comedor muy sugestionados.
Parece que en otros lugares esa misma noche fue de espantos porque, según nos enteramos al día siguiente en “El Tiempo”, se llevó a cabo otro de los debates entre Bush y Kerry. La cosa es que parece Kerry apoya el plan Colombia que consiste en la presencia de ¡cuatrocientos soldados gringos! en estas tierras, y su fortalecimiento eventual a un total de ¡ochocientos! Vaya sustos, ¿no?
En temas menos bélicos y más ordinarios, ya estamos a mediados de octubre y no sé si sabías, pero acá no hay horario de verano ¡ni estaciones! Lo siento por mi hermanita, porque se le metió la idea chiflada de pasar estos días como alumna en Canadá. Nótese que escribí “alumna”, no “estudiante”. Lo cual obligó a mi mamá a aprender a usar el correo electrónico de Hotmail (lichitaruiz@hotmail.com) para poder comunicarse con nosotros dos, que la dejaremos a ella y a mi papá para pasar nuestra primera Navidad fuera de casa.
Busca primero el reinado de Dios.
Charly