jueves, diciembre 09, 2004
Semana 18
Lindo día:
Este domingo, 5 de diciembre de 2004, estuvimos disfrutando de la victoria del catalán Carlos Moyá en la final emocionante de la Copa Davis. Este tenista estudió en nuestro Colegio en Palma de Mallorca…
El lunes 6, como los hermanos estudiantes estaban de exámenes no hubo reunión comunitaria, aprovechamos para adelantar una breve evaluación del Noviciado, y después de tanto ajetreo volvimos a dar vuelta de tuerca y reajustamos, por tercera ocasión, nuestros horarios comunitarios aumentando sobretodo el horario dedicado a la oración y evitando, en lo posible, tener “tiempos muertos”. Claro que, por todo lo que ha pasado, esta vez no celebramos el cuarto mes de estar acá.
Y para seguir con temas mundanos, el pasado martes 7 se llevó a cabo la inauguración oficial del alumbrado navideño que dispuso la alcaldía de Cali y que es de los más espectaculares que yo haya visto. El Alcalde, que por cierto es ciego, autorizó una partida de 1985 millones de pesos colombianos (equivalentes a 892134 USD) para embellecer el Río Cali y unos tramitos de las avenidas más emblemáticas de la Ciudad, como la mítica 5ª (celebrada por los salseros como Grupo Niche o Guayacan) o la 6ª (avenida de antros locales).
Lo más contradictorio del caso –aparte de que el Alcalde no pueda disfrutar de estos adornos– es que la Ciudad está tan llena de contrastes que con ese dinero se pudo haber dado de estudiar y comer a 3676 niños pobres de nuestro barrio ¡todo un año! Y es que, según parece, ésta es una forma de ser que se da en todo el país. Los parques que pasan en la televisión tienen árboles de Navidad espectaculares y calles muy adornaditas.
Lo que sí es menos mundana, es la razón por la que la inauguración de la iluminación se hace todos los años en todo el país el día 7. La costumbre se remonta a 150 años atrás cuando los Obispos colombianos organizaron un singular evento para celebrar que el Papa Pío IX proclamaría al día siguiente (8 de diciembre de 1854) que la Inmaculada Concepción de la santísima Virgen María es un dato esencial para la fe de toda la Iglesia (o sea, un «dogma»). Acá, los Obispos pidieron a que todos los católicos pusieran a la puerta de sus casas una velita simbólica que durara prendida toda la noche. Y desde entonces, en cada casa se prende al menos una de estas velitas y el día 8 es día festivo nacional. Ahora la costumbre es ya todo un folclore, según vimos todos, de suerte que ahora se conoce como «la Noche de las Velitas», y se ponen, no una ni dos, sino filas de velas adornadas con faroles caseros de las formas más creativas posibles: flores, imitaciones de vitrales, lámparas, etcétera. Pero todo muy bonito.
Para unirnos a la celebración del 150º aniversario de la proclamación de ese dogma mariano, el Padre General redactó una carta circular recordando la importancia que tuvieron nuestros antepasados para alcanzar aquella definición y en la que nos exhortaba a vivir de manera especial este día. El Padre Provincial hizo lo suyo en otra circular. Nosotros organizamos una procesión la víspera y así aprovechamos para bendecir las velitas de los feligreses. Al día siguiente organizamos también un retiro para ellos con el Padre Pinilla, profesor del Seminario.
Los eventos marianos fueron, como siempre, muy fervorosos. Pero lo mejor de todo fue la llamada que recibimos del Padre Salvador, de nuestra Provincia de México, momentos antes del almuerzo. Aunque ya se había tardado en hacerlo, Paco y yo pudimos platicar con él un rato por teléfono. Dijo que es muy probable que venga, por fin, a fines de enero. Nosotros aprovechamos y le pedimos que trajera con él a la psicóloga Márgara, una laica consagrada que ya nos ha dado cursos de espiritualidad y talleres de personalidad. Dijo también que los hermanos de México le preguntaron noticias de nosotros. No deja de parecerme irónico que le pregunten a todo mundo, según nos hemos enterado, menos a nosotros ¿no crees? Digo, tienen nuestra dirección y nuestros teléfonos.
Por eso, busca primero el reinado de Dios.
Charly
Este domingo, 5 de diciembre de 2004, estuvimos disfrutando de la victoria del catalán Carlos Moyá en la final emocionante de la Copa Davis. Este tenista estudió en nuestro Colegio en Palma de Mallorca…
El lunes 6, como los hermanos estudiantes estaban de exámenes no hubo reunión comunitaria, aprovechamos para adelantar una breve evaluación del Noviciado, y después de tanto ajetreo volvimos a dar vuelta de tuerca y reajustamos, por tercera ocasión, nuestros horarios comunitarios aumentando sobretodo el horario dedicado a la oración y evitando, en lo posible, tener “tiempos muertos”. Claro que, por todo lo que ha pasado, esta vez no celebramos el cuarto mes de estar acá.
Y para seguir con temas mundanos, el pasado martes 7 se llevó a cabo la inauguración oficial del alumbrado navideño que dispuso la alcaldía de Cali y que es de los más espectaculares que yo haya visto. El Alcalde, que por cierto es ciego, autorizó una partida de 1985 millones de pesos colombianos (equivalentes a 892134 USD) para embellecer el Río Cali y unos tramitos de las avenidas más emblemáticas de la Ciudad, como la mítica 5ª (celebrada por los salseros como Grupo Niche o Guayacan) o la 6ª (avenida de antros locales).
Lo más contradictorio del caso –aparte de que el Alcalde no pueda disfrutar de estos adornos– es que la Ciudad está tan llena de contrastes que con ese dinero se pudo haber dado de estudiar y comer a 3676 niños pobres de nuestro barrio ¡todo un año! Y es que, según parece, ésta es una forma de ser que se da en todo el país. Los parques que pasan en la televisión tienen árboles de Navidad espectaculares y calles muy adornaditas.
Lo que sí es menos mundana, es la razón por la que la inauguración de la iluminación se hace todos los años en todo el país el día 7. La costumbre se remonta a 150 años atrás cuando los Obispos colombianos organizaron un singular evento para celebrar que el Papa Pío IX proclamaría al día siguiente (8 de diciembre de 1854) que la Inmaculada Concepción de la santísima Virgen María es un dato esencial para la fe de toda la Iglesia (o sea, un «dogma»). Acá, los Obispos pidieron a que todos los católicos pusieran a la puerta de sus casas una velita simbólica que durara prendida toda la noche. Y desde entonces, en cada casa se prende al menos una de estas velitas y el día 8 es día festivo nacional. Ahora la costumbre es ya todo un folclore, según vimos todos, de suerte que ahora se conoce como «la Noche de las Velitas», y se ponen, no una ni dos, sino filas de velas adornadas con faroles caseros de las formas más creativas posibles: flores, imitaciones de vitrales, lámparas, etcétera. Pero todo muy bonito.
Para unirnos a la celebración del 150º aniversario de la proclamación de ese dogma mariano, el Padre General redactó una carta circular recordando la importancia que tuvieron nuestros antepasados para alcanzar aquella definición y en la que nos exhortaba a vivir de manera especial este día. El Padre Provincial hizo lo suyo en otra circular. Nosotros organizamos una procesión la víspera y así aprovechamos para bendecir las velitas de los feligreses. Al día siguiente organizamos también un retiro para ellos con el Padre Pinilla, profesor del Seminario.
Los eventos marianos fueron, como siempre, muy fervorosos. Pero lo mejor de todo fue la llamada que recibimos del Padre Salvador, de nuestra Provincia de México, momentos antes del almuerzo. Aunque ya se había tardado en hacerlo, Paco y yo pudimos platicar con él un rato por teléfono. Dijo que es muy probable que venga, por fin, a fines de enero. Nosotros aprovechamos y le pedimos que trajera con él a la psicóloga Márgara, una laica consagrada que ya nos ha dado cursos de espiritualidad y talleres de personalidad. Dijo también que los hermanos de México le preguntaron noticias de nosotros. No deja de parecerme irónico que le pregunten a todo mundo, según nos hemos enterado, menos a nosotros ¿no crees? Digo, tienen nuestra dirección y nuestros teléfonos.
Por eso, busca primero el reinado de Dios.
Charly