jueves, diciembre 16, 2004
Semana 19
Holas:
El la noche del sábado 11 de diciembre, mientras los Pumas de la Universidad se coronaban campeones del torneo mexicano de fútbol, por segunda ocasión consecutiva, visitamos con un grupo de catequistas de la Capilla San Alfonso María de Ligorio la Loma de San Antonio, uno de los más antiguos y típicos barrios de Cali, desde donde se domina la Ciudad. En la Loma se pueden disfrutar de algunos eventos populares como los cuenta cuentos. Pero con tan mala suerte que me escogieron para participar en uno de sus chistes… así que tuve que hacer el numerito y aunque me divertí mucho y me regalaron un vale para una pizza, la verdad es que no me agrada que los catequistas empiecen a conocerme por acá como el “Tío Oso”.
En estos días pude también leer un correo electrónico de un muy buen amigo de México que me cuestionaba sobre la frase con la que firmo cada semana: «Busca primero el reinado de Dios».
La frase, en realidad, forma parte de uno de los discursos más bellos de Jesús en el Evangelio según Mateo, capítulo 6, versículo 33 (como sabrás, esta referencia bíblica se abrevia: «Mt 6, 33»). Jesús aparece sentado en un montículo y como un nuevo Moisés proclama lo que yo y muchos cristianos consideramos, por así decirlo, la utopía más bella, la norma de conducta nueva que deberá distinguir a todos aquellos que, como los hebreos recién liberados de la esclavitud, quieren vivir la vida nueva que Dios mismo les ofrece. El Sermón de la Montaña, como se le conoce, dice en esta parte:
«… Déjense de amontonar riquezas en la tierra, donde la polilla y el gusano las echan a perder, donde los ladrones fuerzan la entrada y roban. En cambio, amontónense riquezas en el cielo, donde ni la polilla ni el gusano las echan a perder, donde los ladrones no fuerzan la entrada ni roban. Porque donde tengas tu riqueza tendrás el corazón.
«La esplendidez da el valor a la persona. Si eres desprendido, toda tu persona vale; en cambio, si eres tacaño toda tu persona es miserable. Y si por valer tienes sólo miseria, ¡qué miseria tan grande!
«Nadie puede estar al servicio de dos amos, porque aborrecerá a uno y querrá al otro, o bien se apegará a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y al dinero.
«Por eso les digo: No anden preocupados por la vida pensando qué van a comer o a beber, ni por el cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Fíjense en los pájaros: Ni siembran ni cosechan, ni guardan en bodegas; y, sin embargo, su Padre celestial los alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellos? Y ¿quién de ustedes, a fuerza de preocuparse, podrá añadir una hora sola al tiempo de su vida?
«Y ¿por qué se preocupan por el vestido? Dense cuenta de cómo crecen los lirios del campo, y no trabajan ni tejen. Y les digo que ni Salomón, en todo su lujo, estaba vestido como cualquiera de ellos. Pues si la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, la viste Dios así, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?
«Por eso no anden preocupados, pensando que van a comer, o qué van a beber, o con qué se van a vestir. Son los paganos quienes ponen su afán en esas cosas. Ya sabe su Padre del cielo que tienen necesidad de todo eso. Busquen primero que reine su justicia, y todo eso se les dará por añadidura.
«Total, que no se preocupen por el mañana, porque el mañana traerá su propia preocupación. A cada día le bastan sus disgustos ».
A san Cayetano (1480-1547) y sus tres compañeros fundadores todo este fragmento les pareció también fundamental y lo escogieron como su norma de vida. Desde entonces la frase con la que estoy empezando a firmar es para todos los teatinos el lema de nuestra congregación.
Me encomiendo a tus oraciones.
Y como ya nadie puede decir que no sabe de dónde viene esta expresión, te repito:
Busca primero el reinado de Dios.
Charly