jueves, diciembre 30, 2004
Semana 21
Feliz Navidad:
Espero que te haya llegado ya la tarjeta de Navidad que te envié. A petición del Padre Tony, encargado de la pastoral social, desde el mes de octubre estuve trabajando en el diseño de una tarjeta que sirviera de felicitación navideña lo mismo que de agradecimiento para enviar a nuestros amigos y bienhechores, muchos de ellos catalanes y mallorquines. Para eso te pedí tu dirección postal, ¿te acuerdas? Las fotos que aparecen allí son de nuestro del comedor y de los niños que a él asisten y las tomé yo mismo. Ojalá sea ahora un poco más significativa. Es la primera vez en mi vida que envío tarjetas de Navidad por correo tradicional. Y aunque es más caro que hacer uso de una tarjeta virtual, es también un poco más cálido, ¿no? Creo que trataré de seguir con esta tradición.
Te cuento también que ya terminado el muy colombiano rezo de la Novena, tuvimos la misa de Navidad en el Coliseo con la presidencia de Monseñor Gonzalo Restrepo Restrepo, Obispo Auxiliar de Cali. Traté de vivir muy bien la celebración, mas estaba cansado, con tantos días de ajetreo. El único que descansé fue el jueves que llevamos a los niños al centro recreativo de uno de los seguros sociales llamado Comfandi y que está junto al Río Pance, al Sur de Cali. Además, me sentía un poco triste cuando pensaba en mis papás y mi hermana.
La cena de Navidad, aquí no es costumbre, así que fuera de un menú normal, hubo sólo vino. Y luego tuvimos que seguir trabajando, para dejar el Coliseo en orden y limpio. Un poco frustrante, pero como siempre he dicho, esto es nomás un año. Lo que sí estuvo rico fue el almuerzo del día 25 que tuvimos en Villa Providencia con las hermanas religiosas de La Compasión y las Del Prado. Ese día, después de unas cuantas chelas, los aspirantes salieron ya de vacaciones.
Pero el trabajo continuó con tres días de retiro: el lunes 27 el mismo Monseñor Gonzalo Restrepo nos dirigió el retiro y aunque todo mundo habló muy bien de él, yo preferí aprovechar los tiempos de meditación como tiempos libres leyendo El profeta de Gibrán Jalil Gibrán. Me pareció tan bueno que esta vez si quisiera pasarte mis subrayados tendría que transcribir el libro entero. Espero que no se me olvide sacar de allí mi discurso de despedida, ahora que, con la gracia de Dios, regrese a México.
El martes y el miércoles nos dirigió el retiro Fray Wilson, carmelita descalzo del convento de Cali. Parece ser que el frailecito está un poco loco, pero me gustaron mucho sus enseñanzas sobre santa Teresita y sobre san Juan de la Cruz. En una de sus dinámicas el padre Pedro aprovechó para clavarme una espinita diciendo que era por mi ascética. Lo que Wilson trataba era de ejemplificar cómo a veces decimos una cosa y queremos dar a entender todo lo contrario. A mí me sirvió para saber que no le parezco muy disciplinado a mi Maestro.
El jueves decidimos por fin descansar y una comisión organizadora nos llevó a otro Comfandi, esta vez junto al Lago Calima, al Norte de Cali, cerca de Buga. Ese sitio sí que está precioso, con sus numerosos desniveles y piscinas. Ahí cuando ya íbamos hacia el comedor para almorzar, se nos apareció nada más ni nada menos que el Señor Arzobispo de Cali, Don Juan Francisco Sarasti, que también andaba de paseo con su familia y a quien dimos un saludo muy cordial.
Busca primero el reinado de Dios
Charly
Espero que te haya llegado ya la tarjeta de Navidad que te envié. A petición del Padre Tony, encargado de la pastoral social, desde el mes de octubre estuve trabajando en el diseño de una tarjeta que sirviera de felicitación navideña lo mismo que de agradecimiento para enviar a nuestros amigos y bienhechores, muchos de ellos catalanes y mallorquines. Para eso te pedí tu dirección postal, ¿te acuerdas? Las fotos que aparecen allí son de nuestro del comedor y de los niños que a él asisten y las tomé yo mismo. Ojalá sea ahora un poco más significativa. Es la primera vez en mi vida que envío tarjetas de Navidad por correo tradicional. Y aunque es más caro que hacer uso de una tarjeta virtual, es también un poco más cálido, ¿no? Creo que trataré de seguir con esta tradición.
Te cuento también que ya terminado el muy colombiano rezo de la Novena, tuvimos la misa de Navidad en el Coliseo con la presidencia de Monseñor Gonzalo Restrepo Restrepo, Obispo Auxiliar de Cali. Traté de vivir muy bien la celebración, mas estaba cansado, con tantos días de ajetreo. El único que descansé fue el jueves que llevamos a los niños al centro recreativo de uno de los seguros sociales llamado Comfandi y que está junto al Río Pance, al Sur de Cali. Además, me sentía un poco triste cuando pensaba en mis papás y mi hermana.
La cena de Navidad, aquí no es costumbre, así que fuera de un menú normal, hubo sólo vino. Y luego tuvimos que seguir trabajando, para dejar el Coliseo en orden y limpio. Un poco frustrante, pero como siempre he dicho, esto es nomás un año. Lo que sí estuvo rico fue el almuerzo del día 25 que tuvimos en Villa Providencia con las hermanas religiosas de La Compasión y las Del Prado. Ese día, después de unas cuantas chelas, los aspirantes salieron ya de vacaciones.
Pero el trabajo continuó con tres días de retiro: el lunes 27 el mismo Monseñor Gonzalo Restrepo nos dirigió el retiro y aunque todo mundo habló muy bien de él, yo preferí aprovechar los tiempos de meditación como tiempos libres leyendo El profeta de Gibrán Jalil Gibrán. Me pareció tan bueno que esta vez si quisiera pasarte mis subrayados tendría que transcribir el libro entero. Espero que no se me olvide sacar de allí mi discurso de despedida, ahora que, con la gracia de Dios, regrese a México.
El martes y el miércoles nos dirigió el retiro Fray Wilson, carmelita descalzo del convento de Cali. Parece ser que el frailecito está un poco loco, pero me gustaron mucho sus enseñanzas sobre santa Teresita y sobre san Juan de la Cruz. En una de sus dinámicas el padre Pedro aprovechó para clavarme una espinita diciendo que era por mi ascética. Lo que Wilson trataba era de ejemplificar cómo a veces decimos una cosa y queremos dar a entender todo lo contrario. A mí me sirvió para saber que no le parezco muy disciplinado a mi Maestro.
El jueves decidimos por fin descansar y una comisión organizadora nos llevó a otro Comfandi, esta vez junto al Lago Calima, al Norte de Cali, cerca de Buga. Ese sitio sí que está precioso, con sus numerosos desniveles y piscinas. Ahí cuando ya íbamos hacia el comedor para almorzar, se nos apareció nada más ni nada menos que el Señor Arzobispo de Cali, Don Juan Francisco Sarasti, que también andaba de paseo con su familia y a quien dimos un saludo muy cordial.
Busca primero el reinado de Dios
Charly