jueves, junio 09, 2005

 

Semana 44

Ole, ¿qué más?

La Organización de las Naciones Unidas ha sido rebasada por la realidad de la violencia, la pobreza y la exclusión que viven sus países miembros, como se nos manifiesta con claridad en la situación de los inmundos países africanos. Sin embargo, la pluralidad y la defensa de los derechos humanos que la animan sigue siendo la única alternativa de solución viable frente a las decisiones unilaterales, imperialistas o dictatoriales que asolan todavía a gran parte de la humanidad. Éste es el argumento de la película La Intérprete que con mis hermanos novicios pudimos ir a ver el domingo pasado al Centro Comercial Chipichape aquí en Cali.

En lo personal, me hubiera gustado poder digerir con más confianza dichas aseveraciones, pero una lluvia torrencial cortó la energía del Centro Comercial en tres ocasiones, misma cantidad de veces que la proyección de la película se detuvo. Como ya te comenté alguna vez, el cine por acá es caro y raro: los asientos vienen numerados y clasificados en primera y general y así te van acomodando al entrar. Así que sintiéndome pueblo –estábamos sentados en la sección general– y arropado por el anonimato de la oscuridad, me uní a los silbidos y comentarios sarcásticos que hacían varias personas sobre tal situación y que todos disfrutábamos a carcajadas. El cácaro sólo atinó a vociferar que esperásemos 5 minutos, lo cual vaya que sí me molestó. Yo hubiera querido ver el Episodio III de la Guerra de las Galaxias, pensé, no otra película en tres episodios. Algún espectador buscó al gerente y ambos llegaron en ese instante. Aunque éste quiso excusarse por las fallas en el servicio -hasta las obras del trasporte colectivo tenían la culpa-, sus evasivas a todos los de la sala como bloque nos sirvieron de pretexto para negociar con él cortesías para la semana entrante. Al final de la película lo que más nos divirtió fue todo este numerito. De Nicole Kidman ni quien se acordara...

Como de película también fue la preocupación que el Papa expresó por la situación del vecino país de Bolivia. Vaya que tenía razón. El martes, como sabes, renunció (por segunda o tercera vez) el Presidente de la República, Carlos Mesa, obligado por las protestas de los productores de hoja de coca sobre el tema de los hidrocarburos. Cada vez estoy más convencido de que, si quisiéramos, aprenderíamos muchas cosas de estos hermanos nuestros. No me refiero al cultivo de la coca, claro está, sino a lo que le sucede a un país cuando vende (regala) sus materias primas con apenas alguna (ninguna) remuneración para su gente. No me pondría del lado de la minoría que derrocó al Presidente, porque opino que hay formas no violentas para hacer respetar la voluntad de un pueblo, pero tampoco yo me tragaría el cuento de las ventajas de regalar el petróleo y el gas, como al final nadie (ni el Papa) se lo tragó.

Por cierto, Benedictus, el gato de la Casa Parroquial, desapareció luego de saltar como todo un acróbata fuera de la camioneta en marcha que lo llevaba de paseo a la finca. Los gatos tienen siete vidas… pero hasta la fecha no ha regresado a casa.

Entre una cosa y la otra, aprovechamos otro de los puentes festivos que hay por acá en día lunes (parece que por la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, devoción a la que está dedicada la Nación colombiana) y estuvimos planeando cómo, con la gracia de Dios, traer a los niños con los que hemos estado trabajando los novicios todo este año para un campamento aquí, en Villa Providencia. Me parece que será un trabajo agradable, espero que sea un servicio que aleje a los niños de la violencia del barrio y de los vicios de la calle, al menos por una semana, aunque soy bastante escéptico sobre la eficacia del mismo. Como sea, me encomiendo a tus oraciones.

Busca primero el reinado de Dios.
Charly

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